La Huella de Carbono es una medida para cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas, directa o indirectamente, por personas, organizaciones, productos, eventos o regiones geográficas, en términos de CO2 equivalentes. La huella de carbono sirve como una herramienta útil de gestión para conocer las conductas o acciones que están contribuyendo a aumentar nuestras emisiones, identificar cómo podemos mejorarlas y realizar un uso más eficiente de los recursos.
La huella de carbono se puede abordar desde distintos enfoques:
- Enfoque corporativo: Evalúa la huella de carbono de una organización durante un periodo de tiempo establecido, normalmente un año calendario.
- Enfoque de ciclo de vida del producto o servicio: Evalúa la huella de carbono de productos (bienes y/o servicios), a lo largo de toda la cadena de valor incluyendo el uso/consumo de éstos y el término de su vida útil.
- Enfoque personal: Evalúa emisiones de GEI directas/indirectas de una persona en un período de tiempo determinado. Es un indicador de incidencia de acciones personales en el cambio climático, donde se determinan hábitos de consumo; y se intenta modificar fuentes de emisión, sin alterar el desarrollo del diario vivir.
- Enfoque de eventos: Evalúa emisiones de GEI debido al uso de electricidad, transporte de asistentes, preparación de alimentos, insumos de papelería, etc., durante la planificación y realización de evento.
- Enfoque territorial: Evalúa emisiones de GEI de un área específica, cuyos límites son geográficos o político-administrativos.
- Enfoques específicos por industria: Evalúa emisiones de GEI de un sector productivo específico, determinando su impacto y contribución al cambio climático.
Fuente: Portal MMA